Reconozco mi delicadeza, y más la tuya. Incluso mi sensación. La siento y disfruto. Es eso. Sólo eso. Un contacto directo con el que llenar las ganas que se disfrutan. Disfrutándote y sintiendo tu sonrisa que me llena. Y la mía se acentúa con la tuya. Con la que se alimenta un placer llamado bienestar. Unas ganas continuas de recargar esa energía que viene de un simple contacto. Una sorpresa que se ubica en lo que nunca pensé que habría.
Me gusta estar. Y quiero que lo sepas aunque las palabras a veces espesen. Pero necesito decirlas. Necesito que las sientas.
Y si en algo de esto hay mucha velocidad, sólo dilo.
Me gusta que me guste. Me gusta que me guste y quiero que lo sepas. Me arriesgo, una vez más, a asustar a alguien. Pero quiero aclarar que lo que se me hace sentir también se sepa. Y quiero que tú lo sepas. No quiero seguir siendo un trozo de silencio en sensación. Pero me gusta sentir(te).
Me gusta que me guste. Me gusta que me guste y quiero que lo sepas. Me arriesgo, una vez más, a asustar a alguien. Pero quiero aclarar que lo que se me hace sentir también se sepa. Y quiero que tú lo sepas. No quiero seguir siendo un trozo de silencio en sensación. Pero me gusta sentir(te).
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