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12/7/25

De los abrazos y piernazos o el deseo de volar. . . (I)

A riesgo de cometer una falta grave, o simplemente, a riesgo de no saber si lo haré o no, empiezo a escribir. Un algo, un texto o simplemente un vago recuerdo. (O varios).

Ovarios son aquellos órganos que crean un principio de vida. Un minúsculo principio en el que se genera un gran todo.

Y es que, como ese ínfimo principio, empieza todo. Una 'gestación', que pudo ser en la de Villa de Vallecas o en la 'gestación' de Atocha, donde muchas veces había de bajarme. Trocitos de ovoides pulularon por esas baldosas pisadas a diario, en donde sobre ellas, también caminé yo, agarrado de la mano de un comienzo magnífico. Agarrado de la mano... sí, o del brazo, o de la ilusión, o de la sonrisa. Pero nunca solo.

Y es allí, donde volviendo, tras un repentino desaparecer, entrega un trozo de sí, de regalo, un trozo de abrazo, un trozo de ilusión. . . un trozo de uno, para que se lo queden todos. O un trozo de todos, para que se lo quede uno, sea, uno mismo, o sea, yo.

Yo, que me fui llorando y volví tal cual, cual lagrimón empañado en un moquero desgastado. Pero la devuelta no fue así, no. No porque no tuviera pena, que fue mucha, sino porque os dejé de nuevo un trocito de mí. Os dije hasta pronto a cada uno de ustedes y a cada una de ustedas. Os tuve un buen rato. Más de lo que pude y menos, mucho menos de lo que quise... y nos regalamos energía. Pura. Energía, que ni las multinacionales pueden comprar. Y así, hacemos negocio, negocio de sonrisas, caricias y emociones donde, cada vez que nos (re)encontremos, debemos de sellar con una marca cálida de pura, purísima sinceridad de lo que irradiamos.

Y es que los abrazos, los piernazos y demás, siempre invitan al deseo de volar, y yo, volaré así, a riesgo (como comencé esta redacción) de cometer una falta grave y tener que recordaros que tendréis un trocito de mí, aunque os cueste reconocerlo. Que el Txato vuela con vosotros (y con tu espíritu).

Y esta letanía, la rezo pa mí, pa mi gente y pa quien quiera creer, que todo el mundo es libre de creer, caer y querer. Y quien no quiera, que no lo haga, porque también es libre de no hacerlo.

Y un abrazo sea con vosotros, un piernazo, con vuestro espíritu, y el deseo de volar, con las ganas que tenemos de (re)encontrarnos.

Amen.

Cumpletxatos feliz

Un timbrazo en el tímpano y abrí los ojos. No sé si fue así también el día en que di la primera bocanada de aire, pero lo que sí digo es que hoy mis ojos han abierto a un día diferente. No sólo porque cumpla años, sino porque me he sentido pleno. Y pleno y gustoso de sentirme así.
Desde luego el viaje ha sido como siempre, aburrido, entre asientos suaves y reclinables, pero ha sido una buena llegada, encontronazo de compis y sonrisas bien puestas. Unas buenas charlotadas y un bonito desarrollo. Llamadas y mensajes y el ego, se mantenía sostenido entre manos amigas. Y así es como más agradezco este regalo, un momento de gran recogimiento. De grandes personas. De grandes sensaciones donde todas esas palabras, aunque todas muy repetidas, son sinceras.
Y sin-cero, más bien con veintinueve, agradezco sonriente y más que sonriente, agradezco felizmente que estéis ahí.
Y ahí estoy yo con vosotros, que es lo que más fuerza da.

Eskerrik anintz denoi!!!

Andante ma non troppo

A veces me siento perdido en un engranaje dentado que se mueve a tic-tacs de velocidad.
Y mientras que a veces me engancho en una rueda giratoria que intenta llevarme consigo adentro, no sé cómo es, pero, consigo librarme de ella. Y de nuevo, resbalando por el engrasado tumulto de metales acolmillados, hago un ligero giro de cabeza para, de nuevo, regresarla al lugar de donde partió y cerrando aprisa los ojos para no mirarlo otra vez.
Ahí me encuentro siempre, en mi pesadilla. Un laberinto de sonido constante, tic taqueante, redondo y concreto que se convierte en un rudo ciclo de vueltas y más vueltas.
Y más vueltas que doy en mi cama antes de dormir, pensando en que no aparezca de nuevo la pesadilla. Y sin querer pensar en no pensarlo, pienso, no obstante. Y así de nuevo, atormentado, caigo en el mundo de Morpheus, que me atrae hasta sí, agarrándome de los hombros cual tranquilizador experto de la calma.
Y ahí, sumido en la tranquilidad dispersa, es cuando los engranajes se disipan. Las cadenas de movimientos se envuelven en colores transparentes, haciendo que la luz los perfore y se derritan al paso. Al paso que, insistente, marca el tic tac del tacón dentado.
Y es así, cuando un diente coincide en el momento preciso, en la vuelta establecida, en el lugar indicado, en el sitio exacto donde, ¡ZAS!, la luz deja de perforar los colores, volviéndolos de nuevo opacos y haciendo que los movimientos sean visibles otra vez, y Morpheus desaparece de mi lado, lanzándome de nuevo al lugar de donde provine para que los párpados se despeguen y comiencen a ver la luz tenue que rodea mi estancia.
Y es así cuando, de pronto, vuelvo a la pesadilla de los engranajes dentados que se mueven a tic tacs de velocidad y que, no obstante, nunca salí de ellos, incluso cuando fueron coloreados de tintes transparentes.

Es hoy, sábado.

Es hoy, sábado, cuando después de dos años me he dado cuenta de lo que no quise darme antes. Y es que ha llegado. El momento de decir 'hasta luego' al 'bienvenido' que recibí al llegar.
Y es que llegando para un tiempo no concretado me voy yendo para un tiempo tampoco hoy concreto. Y con ese concreto que ha unido ladrillos en un muro sólido con el que he podido aprender más de lo que me objetivé, rehago las maletas que son más de las que traje y menos de las que me puedo llevar. Las maletas que guardan lo que coseché, lo que cultivé tras deshacerlas, lo que he ido regando mientras se quedaron abiertas y lo que hasta hoy han crecido.
Y es que mientras las maletas fueron dándome frutos, sembré otros tantos fuera de ellas donde, sin saber, han ido madurando a mi lado y han conseguido crear semillas.
De esas maletas que traje, hay cosas que se han quedado por estos lugares. Repartidas, cedidas, borradas, destruidas, regaladas, compartidas. . . Parte de mí se ha ido impregnando en la gente junto con la que he caminado. Otra parte ha ido arañando las paredes por donde he ido caminando. Una más volátil ha ido perfumando los lugares por los que me paré. Otra más removió el silencio de los lugares por los que he ido musicando. Y otra se ha quedado donde estaba para seguir creciendo en mí, y que vuelva a crecer por donde se ha ido dejando.
Y de todos esos frutos que he ido cultivando, unos, hoy, se están empaquetando mojaditos en lágrimas de añoranza, mientras que otros se quedarán aquí para que cada vez que vuelva a regar lo que no he podido llevarme, se mantenga vivo y fuerte hasta que por fin, ese fruto que está avivando pueda volver a impregnarse, arañarse, perfumarse y removerse.
Hoy sábado, es el día en que me he dado cuenta de que no quiero despedirme de ti tampoco. Y es que aunque sólo fue hace unos días cuando te saludé, quiero seguir pudiéndote decir hola y buenas noches y hasta ahora y que descanses y cómo ha ido hoy y buenos días .
Hoy, sábado, es el día en que me toca decir HASTA LUEGO con una lágrima rodeando mi corazón.

Siguiendo con rumbo.

Mientras que las ideas de cada uno siguen siendo ideas y no son idas ni venidas de acontecimientos, unos se van yendo y otros van viniendo.

Cambios de parecer, de hábitat, de sentir, de lugar... todo idas de ideas e ideas de venidas. No hay mal que por bien no venga, pero mientras venga el bien, que el mal se detenga.

Y no soy tremendista, ni siquiera negativo, pero para ir de un lugar a otro, mientra que otro no me lo ocupe, yo estoy contento.

Pero aún así, estando contento, me siento acongojado. La tristeza me invade y me determina un momento de mi vida, de nuevo, difícil de explicar. Las sensaciones se impriman y se dilatan en mí, aunque el objetivo principal sé cual es y sé hacia dónde se siembra. Unas se van y otras vienen... es la misma retahíla, que si estas, que si eres, que si pareces, que si te vas, si te quedas, si no vienes... todo lo mismo, erre que erre, y ele que ele, que es una elle... y elle o ella se han ido. Y aquí nos han plantado. Pero aún sin abono, sguimos creciendo. Y yo, con las hojas marchitas, su abono del recuerdo de los momentos que hemos pasado, me dan fuerzas para avilortar y seguir creciendo entre los objetivos que he venido a vivir hasta aquí.

Os echo tanto de menos, que ni mis lágrimas tienen ya sal de lo que estoy llorando...

[No] me da igual

Y [no] me da igual.

Aunque en realidad, lo que pasa por mí es algo inexplicable.

Y estoy feliz por ello. Locura o cambio o imposibilidad o simplemente capricho [del que no estoy de acuerdo con esa definición] sé que me está ocurriendo.

Y yo lo sé porque lo siento.

Y [no] me da igual.

Porque lo comparto. Y sigo así. Y así será.

Porque [no] me da igual.

NO SOY CONSCIENTE

Cuatro más.

4 +

C
u
a
t
r
o


m
á
s
.
.
.

Ellas no deciden sobre su vida.
Ellos lo deciden por ellas.

Ellos hacen que ellas no sean.
Ellas están en su decisión.

Deciden ellos.

E
L
L
A
S

N
O

V
A
L
E
N

N
A
D
A

Ellos lo son todo.
Ellas no son nada.

Deja de decidir por ellas, lo que ellas no decidirían por ti.
Deja de pensar que su vida es el juego de tu rabia.
Deja de decidir que su vida es el desecho de una sobra.
Deja de pensar que tú eres todo lo que ella necesita.
Deja de creer que la vida es un juego de ajedrez.
Deja de inventar que lo que tú dices es lo que ha de ser.
Deja de ser quien habla por ella.
Deja de ser quien tiene su vida.
Deja de ser quien
Deja de ser
Deja de ser
Deja de ser un ser.
Deja
de
ser. . .

y ve a ser lo que no mereces siquiera tener.

Si decides por alguien, decide por tu propio talante. Porque a partir de ahora, tu vida es lo más parecido a un anélido. Una vida oscura, ciega y reptadora. Arrástrate por la tierra, y cómetela.

NO DECIDAS POR ELLAS.

[28/02/2008 MUEREN 4 MUJERES POR VIOLENCIA DE GÉNERO]

Quiero contarte algo. . .

- Oye, ¿me dejas contarte algo?
- Sí, pero sólo si me dices qué es.
- Claro, por eso te lo voy a contar.
- Ya, pero tienes que decirme de qué se trata.
- ¿A qué juegas?
- ¿Yo? ¡Pero si eres tú quien no me cuenta lo que quieres!
- Pero claro, no me dejas elección. No haces más que interrumpirme preguntándome QUÉ te voy a contar.
- Y claro, tengo interés.
- Pues déjame hablar.
- Ya lo hago, no haces más que quejarte.
- ¿Cómo que ya lo haces? ¡Me fusilas a preguntas!
- Venga, pues ale, ya te dejo hablar. ¿Qué me querías contar?
- Mira, no lo sé, déjalo, total, ya no me acuerdo.
- Pues vaya, con las ganas que tenía de oírlo.
- Pues no haber empezado a molestar.

A veces, se tienen muchas ganas de escuchar, pero no dejas decir lo que tienen que decirte que escuches. Hay que respetar a quien te habla, puesto que puede darte la información más importante que nunca pudiste imaginar.
Yo te dejo hablar.
Déjame escucharte.
Quiero hablarte.
Déjame hacerme escuchar.
Con palabras o con miradas, pero oye cuando te llamo y escucha lo que te digo. Porque yo no paro de hacerlo.

Y MIENTRAS TANTO, VOY CAVANDO Y CAVANDO

¿Hacia dónde?

Pues mira, no lo sé, ¿o sí? bueno, en realidad lo que sí sé es que voy a cavar, y a cavar un hoyo. Sea o no profundo, me da igual. Un hoyo en el que plantarme y crecer en él.

Me regaré con la ilusión y con mi vida, que eso hará crecer y mantenerme erguido, y sé, que puede que no sea fácil, pero no he tenido nunca nada fácil.

Creo que el proceso de cavado será duro, pero más duro es mantenerse fuera del tiesto.

Por fin, he decidido sembrarme.

La delicadeza de las palabras II



Tener capacidad para escuchar, es algo tan necesario y tan vital en nuestra sociedad, que cuando se escucha algo que no nos agrada, podemos tener varias conductas:
  • Una, es aceptar las palabras y comprender lo que nos dicen
  • Otra, es aceptar las palabras y callarnos, madurando los comentarios
  • También es escuchar las palabras, y justificarse
  • Además, podemos escuchar las palabras y arremeter contra la persona que nos las ha dicho
  • También es escucharlas, quedarse cabizbajo, y obcecarte en el contenido de lo que dicen, sin preocuparte si lo hacen para enseñar, curarte o guiarte hacia lo que es más correcto para uno o para tu día a día...
Todo esto viene porque hace bien poco, en una conversación, hubieron una serie de comentarios, que no fueron nada agradables para la persona a la que iban dirigidos. Las palabras no eran flechas envenenadas, sino, agujas de acupuntura que intentaban curar lo que le comentaban. Pero lo cierto es que, la persona no tuvo la reacción más acertada.

De todo el listado enumerado arriba, la última opción fue la tomada por la susodicha persona. He de decir que saber escuchar y aceptar las palabras puntiagudas, es complejo, porque aún es hoy el día en el que hasta a mí me cuesta darme cuenta de que las palabras afiladas suelen venir para advertirme de cosas y no para punzarme por dentro.

Sólo hay que hacer un par de cosas: escuchar y comprender. La dificultad de éstas, es diferente para cada cuál. Pero se tratan de dificultades fácilmente superables.

Sólo hay que entrenarse.

La delicadeza de las palabras

- No puedo dejar de pensar.
- ¿Pensar en qué?
- En todo lo que me dices.
- ¿Por qué?
- No lo sé, son palabras llenas de orgullo, de satisfacción. Palabras que me dan ánimos, que me incitan a seguir adelante, a mirar al frente con la cabeza bien alta. Unas palabras que significan lo que siento y lo que hago sentir. Delicadas. Tristes y con pinceladas de sonrisas.- Hubo un silencio y se miraron. 
- Nunca nadie me dijo nada tan sincero ni tan hermoso.
- Siempre se te ha dicho, pero nunca lo supiste escuchar.
Entonces, apartó la mirada del espejo que le hablaba.
- Las imágenes son las palabrbas más sinceras que jamás he podido escuchar. Y nunca las había conseguido ver.